domingo, 1 de abril de 2012

Anillo Óptico Suramericano: Venezuela admite participación privada

El proyecto para la implementación de un Anillo Óptico de Interconexión Sudamericana, que lleva adelante Unasur, nivela los desacuerdos reunión tras reunión de ministros de Comunicaciones de los países del bloque. Los resultados de los trabajos preparatorios serán expuestos en la reunión de cancilleres que se realizará el sábado 17 en Paraguay.
 
En noviembre del año pasado, en Brasilia, con alborozo fue aprobada la idea de enlazar las redes del Sur, con el objeto de abaratar los costos de interconexión internacional de las redes nacionales. A inicios de febrero de 2012, en Asunción, el proyecto cogió forma, con distribución de responsabilidades y establecimiento de un plazo de tres años para el desarrollo del Anillo, pero también surgieron los desacuerdos.
 
Uruguay, que a través de la operadora estatal Antel tiene el monopolio de los servicios fijos y el acceso a Internet, se opuso a la participación privada en el proyecto, conseja a la que se adhirieron Paraguay y Venezuela.
 
Brasil, que ha ofrecido su actual plataforma dada su posición geográfica colindante con 9 países, abogó por la participación privada «para que el proyecto se complete», aun admitiendo que las empresas estatales son «parte prioritaria».
 
Dos grandes preguntas surgieron: ¿Quedarían fuera del Anillo países como Chile, Perú y Colombia, que no tienen empresas estatales de telecomunicaciones? ¿Sería una infraestructura sólo para uso de las operadoras estatales Antel (Uruguay), Copaco (Paraguay), Entel (Bolivia), CNT (Ecuador) y Cantv (Venezuela)?
 
El Banco Interamericano de Desarrollo se puso en juego (en contra de esa tendencia aislacionista) y los países se pusieron a trabajar: Brasil es el responsable de las redes terrestres, Argentina de las redes submarinas, Uruguay de los servicios y Chile de la participación privada. Venezuela preside, dicen, la Comisión de Cambios de Nombre y de Posición Política.
 
El 9 de marzo, en Asunción, se volvieron a reunir los ministros de Comunicaciones de Unasur, y allí ocurrió la voltereta venezolana. El ministro Jorge Arreaza, según nota de prensa de Cantv, «realzó la responsabilidad de los gobiernos en ese proyecto y aclaró que la empresa privada puede incorporarse, pero materializando lo que las administraciones nacionales planifiquen. La importancia que otorga el Gobierno Bolivariano a esta propuesta no se define en la rentabilidad, sino el valor estratégico del proyecto, y de las acciones en favor de las mayorías y no de los mercados».
 
Arreaza, que poco después firmaría en Buenos Aires los acuerdos con Argentina para la implementación de la Televisión Digital Terrestre en Venezuela, tomó el podio para pontificar. Propuso el cambio de nombre del proyecto, "Conectividad Sudamericana para la Integración", y sus objetivos se ampliarían a otros tipos de enlaces y a la generación de contenidos propios "defensores de la soberanía e independencia regional, trascendiendo el solo hecho de la infraestructura de telecomunicaciones".
 
"Es imprescindible generar y distribuir nuestros propios contenidos sin necesidad del transporte de datos fuera del subcontinente suramericano", dijo. «Hasta ahora todas nuestras comunicaciones pasan por Estados Unidos y ello ocurre cada vez que un país nuestro quiere comunicarse con otra nación hermana, lo cual representa una vulnerabilidad muy grande», apuntó.
 
Destacó la importancia de los contenidos en una región culturalmente integrada, con un sincretismo importante y la cual, en medio de la crisis del capitalismo global, está fortaleciendo los mecanismos de integración desde la CELAC hasta la ALBA. «Queremos que se establezca primero la soberanía del transporte de los datos, un centro de datos dentro de nuestro continente y la creación de un buscador latinoamericano, para no depender de otros», añadió Arreaza.
 
Fuente: InsideTele.com